Fuente: Dr.
Mario Bárcena CaamañoMiembro del Grupo de Patología Respiratoria de la SEMG/España/2025: En el interior de pulmones las vías
respiratorias, tráquea, bronquios, bronquiolos, están recubierto por un
epitelio que secreta continuamente un gel mucoide compuesto fundamentalmente
por agua, proteínas y desechos celulares. Este moco es expulsado desde las vías
respiratorias más pequeñas y distales, asciende por la tráquea y a través de
las cuerdas vocales pasa a faringe y se traga.
Esa expulsión se ve
favorecida por el movimiento de unos pequeños cilios que poseen las células del
epitelio. Este proceso es continuo, y se estima en unos 30 ml diarios el moco
eliminado de esta forma a través del tracto digestivo.
El moco también contiene sustancias protectoras
como las inmunoglobulinas A, y enzimas como la lisozima que favorecen la
destrucción de las bacterias. Por tanto, el recubrimiento mucoso de las vías
respiratorias es una defensa natural frente a virus, bacterias, y diversas
partículas que inhalamos y que quedan atrapadas en el moco y son eliminadas con
ayuda del movimiento de los cilios.
Algo similar ocurre en las vías respiratorias
superiores (fosas nasales, senos paranasales) y, habitualmente, a su producción
en exceso llamamos mocos, y a la que tiene
origen en los pulmones flemas.
¿Por qué se
producen?
Normalmente
no somos conscientes de la expulsión a la faringe de ese moco, pero cuando
existe una agresión, tanto de virus, bacterias, hongos, gases tóxicos o
partículas (polvo en suspensión, contaminación, etc.) los pulmones se defienden
produciendo una gran cantidad de moco, no siendo entonces, suficiente el
movimiento de los cilios para lograr su expulsión. La tos, en este caso
productiva, es la forma que tiene el organismo de expulsar esa cantidad
excesiva de mucosidad.
Este aumento
de producción de flemas ocurre de forma aguda en infecciones respiratorias como
catarros, gripes o bronquitis, pero también de forma crónica en los fumadores,
alergias y en enfermedades como el asma, la EPOC (enfermedad pulmonar
obstructiva crónica) o las bronquiectasias.
¿Qué molestias producen en la
persona?
En
condiciones normales la consistencia de la mucosidad pulmonar es similar a la
clara de huevo y está compuesta por un 97% de agua y un 3% de sustancias
sólidas. Ante las agresiones externas se responde con un exceso de secreción,
incrementando el porcentaje de sustancias sólidas. Además de aumentar el
espesor, las secreciones son más viscosas y adherentes, lo que dificulta la
expulsión.
La molestia
más frecuente que ocasiona es la tos, que puede llegar a ser tan intensa que
afecte a actividades de la vida diaria y al sueño.
La menor
cantidad de agua y la mayor adherencia y viscosidad puede llegar a obstruir
algunas vías respiratorias y provocar disnea o dificultad al respirar, así como
favorecer infecciones de esa mucosidad que queda atrapada.
Estos
cambios en la cantidad y consistencia del moco suelen ir acompañados de
inflamación y por lo tanto de estrechamientos de las vías aéreas, que pueden
ocasionar ruidos audibles o pitidos al respirar que conocemos como sibilancias
y roncus.
¿Qué comer
y beber cuando tenemos un exceso de flemas?
No se
requiere ninguna alimentación especial, en general se aconseja una alimentación
sana, equilibrada, con líquidos y frutas abundantes.
Es muy
importante aumentar la ingesta de agua para que las flemas sean menos densas y
se expulsen mejor.
El
aconsejable aumento de la hidratación, además del agua, también se consigue con
fruta, zumos, caldos e infusiones.
Parece que
las bebidas calientes, como los caldos y las infusiones, también ayudan a
calmar la tos y facilitar la expectoración. Hay muchos consejos para utilizar
diferentes productos en infusión como el tomillo, jengibre, regaliz o la menta,
aunque no hay evidencia de su eficacia. Sin embargo, la miel sí que parece
haber demostrado una cierta eficacia y se puede añadir a una infusión caliente
como, por ejemplo, de limón. La miel no debe darse a niños menores de 1 año.
¿Qué
alimentos y bebidas deben evitarse para no incrementarlas?
Aunque no
hay ningún alimento desaconsejado, como tal, para no incrementar las flemas, se
aconseja evitar aquellos alimentos y bebidas que aumenten mucho el volumen del
contenido del estómago para no dificultar los movimientos respiratorios, como
las comidas copiosas, muy grasas o bebidas con gas.
En la
población sana, no existe ninguna evidencia para aconsejar evitar los lácteos
en procesos agudos que cursen con aumento de flemas. En asmáticos con alergias
alimentarias a la leche, sí que se debe evitar su ingesta, no tanto porque
incrementen las flemas, sino porque puedan desencadenar una crisis asmática.
Consejos
para expulsarlas
No es
necesario escupir o expulsar las flemas por la boca, lo importante es que las
flemas salgan del pulmón, y tragándolas ya se expulsan a través del aparato
digestivo.
Como la
finalidad de la tos productiva es expulsar las flemas, no se aconseja utilizar
fármacos antitusivos, y si nos ayudamos de medicación para combatir la molestia
que puede ocasionar la tos, podremos hacerlo con expectorantes como la
guaifenesina o con mucolíticos como la N-acetilcisteína, o la carbocisteína.
Se debe
evitar estar tumbado boca arriba ya que en esa postura las secreciones
bronquiales se expulsan con más dificultad. Se puede dormir con más almohadas
para elevar un poco el tronco.
En general,
el movimiento o el ejercicio no intenso, puede facilitar la expectoración.
Las técnicas
de drenaje postural mediante posiciones que faciliten la expectoración se
pueden utilizar en el exceso de secreciones de enfermedades crónicas, pero no
suelen ser necesarias en el aumento de flemas debidas a enfermedades agudas
como catarros, gripes o bronquitis.
Se puede
toser de manera más eficaz, para mejorar la eliminación de las flemas,
realizando una inspiración profunda y, tras una pequeña pausa, toser dos o tres
veces, con fuerza, intentado que sea desde lo más profundo del pecho.
Además de
aumentar la ingesta de líquidos, el conseguir un ambiente húmedo puede
facilitar la expectoración, para lo que se puede utilizar un humidificador,
soltar vapor en el baño, o inhalar vapor de un recipiente con agua caliente
tapando la cabeza con una toalla (en este caso algunos aconsejan poner en el
agua hojas o aceite de eucalipto).
Es
importante que el ambiente no este cargado, ventilar bien la estancia, evitar
el tabaquismo pasivo, la contaminación y los irritantes ambientales.
Si es
fumador debe abstenerse de fumar. Es un buen momento para plantearse el dejar
de hacerlo definitivamente.
Recuerde no
utilizar antibióticos, salvo que su médico se los haya prescrito.
Si es
alérgico y/o asmático procure evitar los alérgenos y no deje de tomar la medicación
habitual que tiene prescrita para su tratamiento (antihistamínicos,
inhaladores, etc.)
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