Eva Duarte de Perón murió el 26 de
julio de 1952. Tenía treinta y tres años y desde hacía por lo menos dos años
padecía un cáncer que se había iniciado en la matriz para luego ramificarse por
todo el cuerpo. Cuando murió pesaba menos de 38 kilos.
Evita, amada y odiada con la
misma intensidad, así recuerdan los historiadores ese día: El
deceso de Evita se produjo un sábado de frío y llovizna. Esa misma noche, la
ciudad Buenos Aires apagó sus luces. Los teatros y los cines levantaron sus
funciones y los grandes comedores bajaron sus persianas. En principio se pensó
en una jornada de luto de no más de tres días, pero luego se decidió
prolongarla hasta el 11 de agosto, fecha en que los restos, convenientemente
preparados por el doctor Pedro Ara, fueron trasladados al edificio de la CGT de calle Azopardo. Durante
tres fines de semana la actividad pública estuvo prácticamente paralizada.
Se
suspendieron los partidos de fútbol, las carreras de caballos y los bailes. La
única actividad pública permitida fue la proyección de una película frente al
obelisco. “Eva Perón, eterna en el alma del pueblo”.
Y pensar que muchos hablan mal de ella. Será que el Demonio anda suelto?
ResponderEliminarViva Evita ��������