Durante siglos, los humanos han realizado gestos muy
concretos para saludarse, tanto entre amigos como entre desconocidos. Los besos
y apretones de manos son unas de las formas más antiguas y más extendidas de
saludarnos. ¿Cambiará la pandemia cambiar estas costumbres tan arraigadas?
Las personas se saludan de muchas
maneras dentro del mismo territorio. Si se tiene cierta confianza, un par de besos
en las mejillas es un tipo de saludo muy apreciado, incluso un
abrazo, pero lo más
educado y extendido, sobre todo entre desconocidos, es estrecharse la mano
derecha. Pero la situación actual de pandemia de Covid-19 parece que
está cambiando, al menos de momento, una costumbre prácticamente milenaria. Por
ejemplo, Francia ha pedido a sus ciudadanos que no se besen, e incluso se están
cerrando acuerdos chocando los codos.
EL ORIGEN DEL APRETÓN DE MANOS:
Existen diversas teorías sobre los orígenes del
apretón de manos. La primera y más popular es que empezó como un gesto de paz: demostraba que no se sostenía un arma y
al mover las manos arriba y abajo se aseguraba uno de que el otro no llevaba
nada escondido en la manga. Este gesto aparece ya
representado en el mundo griego en cerámicas y lápidas que
muestran a dioses cerrando tratos, guerreros que marchan al combate y almas de
los difuntos que llegan al inframundo. También los antiguos romanos lo
hacían cuando, por ejemplo, dos conocidos se encontraban
en el Foro, en el Senado o en una celebración.
Pero ¿cuál es el
auténtico significado de este gesto? Su amplia representación en diversos contextos hace
difícil su interpretación. En el siglo XIX, en Estados Unidos parece ser que
estrecharse la mano fue un modo de saludarse impulsado por los cuáqueros (una
comunidad religiosa fundada en Inglaterra en el siglo XVII). Este grupo
religioso pensaba que darse la mano era una forma de saludo más "democrática"
que hacer una reverencia o descubrirse la cabeza. Era una manera de
eliminar las jerarquías. De hecho es algo que aún hacemos en la actualidad.
En
2015, un grupo de científicos israelíes hizo un experimento. Grabó
apretones de manos entre cientos de personas desconocidas y se dieron cuenta
con cierta sorpresa de que casi un cuarto de los participantes se olía las
manos después. Así pues, a nivel biológico, ¿tal vez el apretón
de manos se usaba de un modo inconsciente para detectar señales químicas y como
medio de comunicación, como hacen algunos animales cuando se huelen unos a
otros?
EL BESO, UN SALUDO ÍNTIMO:
Besarse, aunque sea en la mejilla, es una forma de
saludo mucho más íntima, aunque también se usa en
el mundo occidental entre desconocidos. De hecho, lo utilizaron los romanos que
tenían tres versiones del beso: el osculum (beso en la mejilla, típico entre amigos), el basium (beso en los labios, destinado al esposo o
esposa) y el suavem (beso entre
amantes). El cristianismo incorporó muy pronto este
gesto y se usó en ceremonias religiosas. San Pablo, en su Epístola a los romanos, recomendaba a sus seguidores
"saludarse con un beso sagrado".
En la Edad
Media se daba un beso como señal de fidelidad y para sellar
acuerdos. Se cree que durante la terrible epidemia de peste que asoló Europa en el siglo XIV, en Francia esta
costumbre pudo haberse abandonado y no se recuperaría hasta después de la Revolución Francesa, en 1789.
DARSE LA MANO, UN GESTO LLENO DE
GÉRMENES:
En 1929, una enfermera
llamada Leila Given escribió un artículo lamentando la pérdida de
algunos saludos tradicionales en favor del apretón de manos. Given ya dijo entonces que las manos eran "agentes de transferencia
bacteriana" y que realizando este gesto se podían transmitir gérmenes con
facilidad. Recomendó la costumbre china de saludarse
estrechando la propia mano.
Por su
parte Val Curtis,
de la Facultad de Higiene y Medicina Tropical de Londres, aporta una nueva
explicación al beso y al apretón de manos como modo de saludo: podrían
servir para indicar que se confía lo suficiente en la otra persona para
compartir gérmenes con ella. En las circunstancias actuales, y por mucha confianza que
tengamos en los demás, tal vez debamos dejar estos saludos tan arraigados entre
nosotros para tiempos mejores
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