De morfología algo más estilizada que otras rapaces nocturnas,
el búho campestre se caracteriza por poseer una cabeza relativamente pequeña,
rematada por unos reducidos penachos cefálicos que contribuyen a descomponer la
silueta del ave y que reflejan su estado de alerta.
La expresión de la especie es muy característica, y en ella
destacan, sobre todo, unos grandes ojos amarillos, enmarcados por llamativas
manchas negras que le otorgan un aspecto ligeramente “enmascarado” (dibujo
1). En el plumaje del ave dominan los tonos parduzcos y amarillentos
en las regiones dorsales, y los ocráceos en las inferiores.
Como en otras rapaces nocturnas, las plumas del búho campestre
lucen un complejo diseño de manchas, barras y punteados, haciéndolo sumamente
críptico. Las diferencias entre ambos sexos son muy sutiles en lo que al
plumaje se refiere, si bien la hembra resulta algo más voluminosa que el macho.
Los jóvenes, por su parte, presentan en general tonos más oscuros.
En vuelo, el búho campestre luce unas alas largas, muy claras en
su parte inferior, donde resalta una característica mancha negra en forma de
coma en la zona carpal. Las puntas de las plumas primarias son negras, y tiene
cola corta y con franjas (dibujo
2). De hábitos bastante diurnos, el búho campestre caza tanto desde
posaderos como batiendo el terreno a baja altura, lanzándose en picado cuando
descubre una presa.
Canto
El reclamo de llamada consiste en un cheh-ef, que
progresivamente se acelera. El canto del macho es un ululato profundo y suave,
que recuerda a las vocalizaciones de un mono: bu-u-u-u-u…
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