El
10 de diciembre de 1825 el Imperio del Brasil declaró la guerra a las entonces
Provincias Unidas del Río de la Plata y, días después, el 22 de diciembre,
procedió al bloqueo del puerto de Buenos Aires -una de las fuente de ingresos
económicos más significativa para el país-, que con avances y retrocesos, continuó
hasta el final de la contienda.
En
consecuencia, durante el mes de enero de 1826, el Congreso argentino procedió a
organizar la defensa naval. Fue autorizada la guerra de corso contra el
comercio marítimo brasileño, se adquirieron embarcaciones para formar una
escuadra naval y se nombró como su jefe a Guillermo Brown. Se contó con un solo
buque de gran porte: la corbeta “25 de Mayo”. A ella se sumaron 4 bergantines,
3 goletas y 9 lanchas cañoneras.
Durante
la contienda, la escuadra argentina consiguió mantener las líneas de
comunicación y abastecimiento con el ejército en operaciones, en ocasiones
neutralizó el bloqueo naval y se enfrentó a la escuadra del Imperio del Brasil
durante toda la guerra.
Ante
la Escuadra Imperial, la argentina no sólo era muy inferior en medios, sino
también en maniobras conjuntas, dado que había sido recientemente formada.
La
Escuadra Imperial dominaba casi la totalidad de la costa septentrional del Río
de la Plata, siendo sus principales asentamientos Montevideo y Colonia. El
primero era apostadero para fondeadero y sostén logístico del núcleo más
importante de la flota brasileña, mientras que el segundo servía de apoyo a la
flotilla brasileña que operaba en el río Uruguay, y a los corsarios que
jaqueaban el comercio fluvial.
En
este contexto, el esquema estratégico naval fue relativamente sencillo, y
aspiró a impedir que el bloqueo del puerto de Buenos Aires se consolidara,
hostigando los movimientos de la escuadra brasileña con persistentes acciones
ofensivas que desgastaran al adversario.
La
Convención Preliminar de Paz entre ambos países beligerantes dispuso la
independencia de la Provincia Oriental y el cese de las hostilidades, pero fue
considerada deshonrosa para la entonces República Argentina, y su gobierno
decidió continuar el conflicto hasta el 28 de agosto de 1828.
Durante
la contienda destacan las siguientes acciones navales:
•
Combate de Punta Colares, en enero de 1826
• Ataque a Colonia del Sacramento. La escuadra argentina inició un ataque a
Colonia del Sacramento que se mantuvo desde fines de febrero hasta mediados de
marzo de 1826. Se retiró con pobres resultados y numerosas pérdidas humanas y
materiales.
• Asalto nocturno contra la fragata imperial brasileña “Emperatriz”, que sufrió
averías y tuvo numerosas bajas en su tripulación, el 27 de abril de 1826.
• Combate Naval de Los Pozos, del 11 de junio de 1826. Sucedió en el fondeadero
de Los Pozos (actual Dársena Norte) y fue presenciado por la población de la
ciudad de Buenos Aires. La Escuadra Imperial se retiró del combate.
• Combate de Quilmes, del 29 al 30 de julio de 1826, donde luego de una lucha
encarnizada, por temor a quedar varados por la bajante, las naves brasileñas se
retiraron.
• Combate Naval del Juncal, entre el 8 y 9 de febrero de 1827. Fue una de las grandes victorias navales argentinas dado que neutralizó el bloqueo al puerto de Buenos Aires.
• Batalla de Carmen de Patagones, del 7 de marzo de 1827. Siendo el fuerte de Carmen de Patagones el más austral del territorio argentino, su posesión constituía una potencial ventaja estratégica. Fuerzas navales brasileñas llevaron a cabo un ataque naval y terrestre contra su población y puerto, repelido con éxito por marinos corsarios argentinos comandados por el capitán Santiago Jorge Bynnon.
• Combate Naval de Monte Santiago, del 7 y 8 de abril de 1827. La escuadra
argentina sufrió un revés que costó setenta muertos, ochenta heridos y la
pérdida de los bergantines “República” e “Independencia”. Luego de esta
derrota, la escuadra republicana quedó reducida y el contendiente brasileño
tuvo chance para reforzar el bloqueo. Debido a la escasez de medios, en buena
parte del año 1827, el corso bajo bandera de la República Argentina fue el
medio más efectivo de llevar la guerra en el mar.
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