Celebrar la vida es una inversión en momentos inolvidables que
acarician el alma de grandes y chicos. Más días, meses, años de
vida.
Más momentos que apreciar. Más esperanzas y sueños para soñar el
futuro. Más razones para celebrar. Porque la vida, en su esencia,
consiste en celebrar, ya sea creando nuevos recuerdos o saboreando momentos de
nuestro pasado.
Cada momento
cuenta; Bodas, cumpleaños, bautismos, etc. Reuniones grandes y pequeñas,
desordenadas o planificadas. Sorprendentes, emotivas. La vida es una
acumulación de todo tipo de momentos individuales. Como el momento en que la
decepción se relativiza. El momento en que hacemos algo por última vez. El
momento en que nos permitimos hacer una pausa y simplemente ser.
Vivimos en un mundo que cambia más rápido que nunca, y no todos
los momentos son los que querríamos volver a vivir. Pero son
nuestros momentos, y eso es lo que hace que cada uno tenga un valor especial,
incalculable. Esta ha sido la fuerza mágica que ha impulsado a la
humanidad atreves del amor a la familia, a los amigos y amigas.
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