SOCIEDAD Y CULTURA

Revista El Magazín de Merlo, Buenos Aires, Argentina.



jueves, 29 de septiembre de 2022

CÓNDOR ANDINO: Así es una de las criaturas más emblemáticas de Sudamérica.

 

Especie amenazada, el cóndor andino es una de las mayores aves del planeta con una envergadura que supera los tres metros de largo, más de un metro de estatura y 10 kilogramos de peso.




Las mañanas en el cañón son un espectáculo que transforma los riscos en un tapiz de luces y sombras. Así, con el favor de la Pachamama y un desayuno rico en proteínas para cargar energía, me dirijo a conocer de frente al guardián de la cordillera, un ser que, según la mitología inca, es el responsable de elevar cada día el astro solar sobre los cielos.



Con dos kilómetros y medio entre La Granja del Colca y el punto más visitado en todas las rutas del cañón, decido caminar por un sendero hasta la Cruz del Cóndor, un mirador donde cada mañana se puede ver surcar los aires a una de las criaturas más emblemáticas del país, a tan solo unos metros de distancia.



Sin embargo, al llegar al mirador aún es muy temprano y la temperatura no ha subido lo suficiente como para ver algún ejemplar. Las mujeres cabana apenas comienzan a colocar sus puestos de comida y artesanías en espera de los turistas, por lo que continúo con mi caminata por los senderos para descubrir otro tipo de fauna local como el colibrí gigante –de entre 20 y 25 centímetros de largo– y la vizcacha, un roedor nativo.



Tras media hora bajo un sol ardiente que pasa inadvertido por el frío viento de montaña (no olvides usar protector solar y manga larga o terminarás tostado), una sombra que pasa veloz sobre mi cabeza interrumpe el trance paisajístico en el que me encuentro, y entonces aparece el primer cóndor andino de la mañana.



Uno tras otro, como auténticas aeronaves emplumadas, los ejemplares de cóndor andino salen de entre los desfiladeros a ritmo de torbellino y se elevan con las columnas térmicas hasta perderse en las alturas. Una vez culminado el festín fotográfico, espero al guía Gilber junto a la carretera para seguir con el recorrido en un vehículo de Autocolca.



Luego de unos 20 kilómetros en dirección a Chivay, una escultura plateada muestra un fornido guerrero inca derrotar a un soldado español. Es el monumento a Cahuide, un noble que defendió su fortaleza hasta la muerte durante la Conquista y que hoy marca la entrada al poblado de Maca, nombrado así por una planta nativa a la que se le atribuyen propiedades afrodisiacas. Pero más allá de entrar en calor, vale la pena quitárselo con una chicha o un helado de esta hierba amarga en el parque central, entre sus jardines y la fachada blanca de la Iglesia de Santa Ana de Maca, de 1759.

No hay comentarios:

Publicar un comentario