SOCIEDAD Y CULTURA

Revista El Magazín de Merlo, Buenos Aires, Argentina.



miércoles, 4 de febrero de 2015

Proponemos cinco de ellas, cinco PINTURAS maravillosas que nunca dejan de admirarnos, para extasiarse y leer sus historias en vacaciones.

Establecer cuáles han sido las obras pictóricas más hermosas de la historia, es tan complejo como subjetivo. Son muchos los estilos, los autores y las épocas que han dejado sus trazos en millares de pinturas donde siempre es complicado elegir las mejores. Una invitación a los sentidos y a la belleza donde cómo no, nos encantará recibir sus sugerencias, porque cada uno de nosotros tenemos una pintura que siempre es más especial por encima de las otras.

La creación del hombre, Miguel Angel: Maravilloso fresco que encumbra el techo de la Capilla Sixitina, pintado por Miguel Ángel en 1511. Representa una escena del génesis, cuando Dios da vida a Adán, el primer hombre según la Biblia. Es una de las pinturas más reconocidas y admiradas del mundo, una bella alegoría cargada de simbolismo y poesía que nos trae el origen del ser humano a través de un genio del arte como fue Miguel Ángel. Llamativo ante todo el detalle de ese dedo, transmitiendo una fuerza terrible y vital para dar vida al hombre, una imagen sobrecogedora convertida ya en Patrimonio de la Humanidad.

Noche estrellada, Van Gogh: Vincent Van Gogh realizó esta fascinante pintura estando en el sanatorio de Saint Rémy de Provence. Meses después de terminarla, se suicidó. Nos atrae no solo su simbolismo, el que fuera su última obra, se trata de una composición casi hipnótica donde las nubes nocturnas parecen tener un movimiento giratorio, ahí dónde las estrellas arden, salpicando la oscuridad a través de trazos exagerados, gruesos y nerviosos… un cielo estrellado lleno de curvas y de vida matizado de colores oscuros y fríos. Una composición donde los astros simulan ser ventanas abiertas a la niñez y a recuerdos llenos de magia e intensidad… una obra bellísima que nunca dejaríamos de admirar.

La joven de la perla, Johannes Veermer: La joven de la perla, también conocida como la Mona lisa del Norte, fue pintada por el gran artista holandés de Delf, Johannes Veermer. El elemento central de esta obra es sobre todo ese pequeño detalle que le da nombre: la perla. La elegante combinación de colores, esa mirada cómplice y atractiva de la muchacha hacia el espectador, son sin duda los aspectos más mágicos y sutiles. Atrae en especial esa sabia paleta cromática donde el fondo oscuro realza un tenebrismo muy elegante en el cuál, contrastan el azul del tocado, el rojo de sus labios, y el destello plateado de la famosa perla. Una obra de gran serenidad que embelesa a todo curioso.

El nacimiento de Venus, Sandro Boticelli: Este famosa pintura fue realizada por Botticelli entre los años de 1482 y 1484. Nos ilustra el nacimiento de una diosa, nada más y nada menos que la diosa del amor y la belleza, Venus, representando además la unidad de la armonía a través de tres elementos: la Tierra, el Mar y el Aire. Lo más fascinante de esta pintura es que fue en su momento toda una revolución. Antiguamente el único cuerpo desnudo femenino que se podía mostrar era el de Eva, y eran escenas donde siempre se dejaba transmitir el pecado, un desnudo asociado a la vergüenza, a las serpientes y a la tentación. Pero con la obra de Boticceli se expresa la belleza en su sentido más íntegro, es una alegoría llena de vitalidad y entusiasmo. ¿A quién no le puede gustar?

El beso, Gustav Klimt: Una espectacular pintura realizada por el maestro austríaco Gustav Klimt entre 1907 y 1908. En esta obra vemos todos los trazos del simbolismo en una composición deliciosa llena de dorados, sutiles decoraciones y mosaicos. Representa el instante en que Apolo besa a la ninfa Dafne, apunto de que la pareja quedara convertida en laurel. Ambos están suspendidos en una deliciosa aureola dorada, envuelta en vestimentas cargadas de sugerentes símbolismos.

Esos cuadros fálicos, esas curvas femeninas deslizándose por las ropas de Dafne son aspectos característicos de las obras de Klimt que tanta popularidad le dieron. El beso, culmina una pintura mágica donde nos atraen sus posturas y la perspectiva, tan sutil y elegante que la han encumbrado como una de las composiciones más bellas de la historia del arte.

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