Se trata
de dos individuos, no contemporáneos entre ellos, que, según la datación por
Carbono 14, vivieron hace unos 10 milenios atrás en Camarones, localidad
situada al sur de lo que hoy es la provincia de Chubut. Un equipo del CENPAT
estuvo a cargo de los trabajos arqueológicos en el área del hallazgo y del
estudio de los restos. La investigación recibió financiamiento del CONICET y de
la Society for American Archaeology.
Un
grupo de investigación del IDEAus-CONICET halló los restos humanos más antiguos
de la Patagonia y entre los más viejos de la Argentina. Se trata de dos
individuos datados respectivamente en 9200 y 9700 años radiocarbónicos antes
del presente (AP), lo que equivale a una antigüedad de entre 10.400 y 11.000
años calendarios. El descubrimiento tuvo lugar en Camarones, una pequeña
localidad costera ubicada al sur de la provincia de Chubut.
La investigación fue realizada
por un equipo integrado por las científicas Julieta Gómez Otero, Ariadna
Svoboda, Anahí Banegas y Gabriela Millán, todas ellas del Instituto de Diversidad y Evolución
Austral (IDEAus, CONICET), que funciona bajo la órbita del
CONICET-CENPAT de Puerto Madryn, junto a Hernán Marani, investigador y docente
de la Universidad Nacional de la Patagonia San juan Bosco (UNPSJB), Universidad
del Chubut (UdC) y Universidad Tecnológica Nacional (UTN). El estudio contó con
financiamiento del CONICET y un subsidio de la Society
for American Archaeology, destinado a investigaciones arqueológicas
precolombinas.
El
estudio bioantropológico identificó la presencia de un niño o niña de entre 8 y
9,5 años y un/a adolescente de entre 12 y 15 años; en ningún caso fue posible estimar el sexo. Tiempo
después se enviaron a realizar dataciones radiocarbónicas directas por AMS a
dos laboratorios de Estados Unidos: primero al de la Universidad de Arizona y
posteriormente al Institute
of Energy and the Environment de Pennsylvania. Los resultados fueron sorprendentes: la
antigüedad de ambos oscila entre 9200 y 9700 años radiocarbónicos AP, que
equivalen a 10.400 y 11.000 años calendario, respectivamente. Esta diferencia
cronológica entre uno y otro, indica que no fueron contemporáneos.
“Cuando recibimos las primeras
dataciones pensamos que eran erróneas, que las muestras estudiadas podrían
estar envejecidas por contaminación con componentes orgánicos de los
sedimentos. Entonces, por recomendación de colegas del INCUAPA. CONICET-UNCPBA,
se realizaron estudios de calidad de la proteína y nuevas dataciones, lo que
confirmó las edades iniciales”, cuenta la arqueóloga Ariadna Svoboda.
Además, asociado al niño de menor edad se hallaron 50
cuentas de hueso de ave, probablemente de cormorán y también abundante pigmento
rojo, lo que señala prácticas mortuorias desde tiempos muy antiguos. “Saber que esa práctica tiene casi once mil años de
antigüedad también es un dato importante, ya que, tanto las cuentas como el
ocre, se consideraban parte de una costumbre funeraria tardía en la zona y este
hallazgo demuestra que son mucho más antiguas”, expresa Banegas.
Millán,
a su vez, señala que durante el análisis de los restos no se registraron
evidencias de enfermedades, desnutrición o violencia. Por último, los estudios
de isótopos estables de Carbono 13 y de Nitrógeno 15 indicaron que ambos
individuos habrían tenido una dieta mixta, que combinó alimentos de la tierra y
del mar, lo que sugiere una interacción temprana con el espacio costero
atlántico.
Los modelos de paleocosta,
realizados por especialistas del Instituto Patagónico de Geología y Paleontología
(IPGP-CONICET) del CENPAT, dan cuenta que hace 11 mil años, el mar estaba a
nueve kilómetros de la costa actual, por lo que el paisaje era distinto al de
ahora. “Es el primer fechado de una ocupación humana tan antigua en el litoral
atlántico, ya que hasta el momento los sitios más tempranos fueron registrados
en el interior o en la vertiente del Pacífico” resaltó Gómez Otero.
Las investigadoras destacan que,
previo a la publicación científica del hallazgo en una revista científica,
priorizaron compartir estos resultados con las autoridades de aplicación de las
leyes patrimoniales, la comunidad de Camarones y los pueblos originarios.
Trayectoria
del grupo
El Grupo de Arqueología de la
Costa Atlántica de la provincia de Chubut comenzó en 1990 bajo la dirección de
Julieta Gómez Otero. Inicialmente, las investigaciones se concentraron en
Camarones y desde 1993 en la costa norte de la provincia del Chubut. En estos
34 años participaron investigadores, becarios y tesistas de grado y posgrado,
tanto arqueólogos como bioantropólogos geólogos y biólogos marinos. De manera
interdisciplinaria se indagan aspectos relacionados con paleoambientes, uso del
espacio y movilidad, tecnología lítica y cerámica, alimentación (zooarqueología
y estudios de isótopos estables), aprovechamiento de recursos vegetales
(arqueobotánica), prácticas funerarias, expresiones simbólicas y naufragios
históricos.
Los resultados se plasmaron en
numerosos trabajos en revistas nacionales e internacionales, capítulos de
libro, presentaciones en congresos argentinos y del exterior, artículos de
divulgación y actividades de extensión a la comunidad. Como corolario de las
investigaciones se conformó el Repositorio Arqueológico y Bioantropológico del
IDEAus-Secretaría de Cultura del Chubut, destacado a nivel nacional por la
abundancia y riqueza de materiales y la información contextual derivada de los
trabajos de campo y de laboratorio.
Otro
aspecto a destacar es la participación en rescates y restituciones de restos
humanos arqueológicos en conjunto con comunidades originarias de Chubut. Esto
se materializó en la firma del "Protocolo de tratamiento de Restos Óseos
Humanos" (LEY V N° 160) en la legislatura de Chubut. Por todos estos
antecedentes el grupo está considerado un referente en lo que respecta al
patrimonio cultural provincial y es consultado frecuentemente por organismos
gubernamentales y no gubernamentales.
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