SOCIEDAD Y CULTURA

Revista El Magazín de Merlo, Buenos Aires, Argentina.



viernes, 15 de noviembre de 2024

EDUCACIÓN en ARGENTINA: Juntos se puede: escuela y familia.

 

**Hay que hacer un trabajo paralelo con la familia, pero ¿puede la escuela ocuparse de esto? Las familias son muy conflictivas, muchas de ellas debido a las condiciones en que viven. Lograr que entiendan muchos de los objetivos que nos hemos propuesto desde la escuela, como por ejemplo la higiene, es difícil. Es cambiar hábitos. Director de escuela de gestión estatal (IIPEUNESCO.



 **Son muy demandantes las familias, y no siempre plantean las cosas con educación. Las madres que se juntan en la puerta de la escuela al mediodía viven sacándole el cuero a las maestras y a la directora. Eso sí, cuando las llamás por un problema de aprendizaje o de convivencia en que están metidos sus hijos no aparecen ni que las busque un patrullero. Alejandra, directora de una escuela privada de la ciudad de Buenos Aires.

Construir el vínculo con la familia Con los padres tenemos muy buena relación y es muy necesario contar con su apoyo. Pero para que esto suceda, mi experiencia es que hay que “marcarles la cancha”. Esto significa que lo técnico-pedagógico es competencia de la escuela. A los padres les corresponde el soporte, el apoyo. Nosotros debemos explicarles cuáles son las necesidades que tenemos y por qué creemos que ellos deben colaborar en eso.



Director de escuela de gestión estatal (IIPEUNESCO) Alrededor de cada escuela se conforma una red cuyos vínculos se sostienen en un conjunto de valores, creencias y prácticas, supuestamente compartidos. Las familias acuerdan tácita o explícitamente cómo se educarán sus hijos. Se genera así la “alianza escuela-familia” (Narodowski, 2001). Esta alianza, que sin dudas se ve afectada por cambios sociales y culturales, debe recrearse como pilar de cualquier proyecto educativo y formar parte de la agenda del equipo directivo.

 Así es como llegan a conformarse un conjunto de relaciones que mantienen los docentes, las autoridades, los alumnos y sus familias y que se denomina comunidad educativa (Krichesky, 2006). Todas las escuelas enfrentan desafíos a la hora de vincularse con el entorno. Más aun las que cumplen su tarea en contextos adversos de aislamiento geográfico, vulnerabilidad social y económica, etc. Dirigir una escuela requiere equipos directivos que, además de administrar recursos y organizar las actividades, promuevan el interés, la participación y el compromiso para la mejora del aprendizaje de los alumnos. De qué modo participa la familia no es algo que pueda ser decidido unilateralmente por una u otra parte. Requiere pensar en las características de la comunidad, sus expectativas y también los valores que sustentan la relación y la historia de ese vínculo.



Existen diversos modos de participación de la familia (IIPE-UNESCO, 2004): · El denominado estructural,que hace referencia al hecho básico de que el aprendizaje se produce gracias a la interacción entre el alumno, su familia, los docentes y los recursos institucionales con que cuenta la escuela. · El contributivo, donde la familia aporta recursos como tiempo, dinero y trabajo en la gestión de la escuela. La figura de la asociación cooperadora (altamente extendida en el sistema educativo argentino de gestión estatal) o las asociaciones o comisiones de padres o familias (más propio de escuelas de gestión privada) son buenos ejemplos de esto. · El tercero es el político, quizá el de sentido más fuerte de participación. Aquí la familia no solo aporta recursos sino que participa en la decisión de cómo se utilizan. En alguna medida, la familia participa en el gobierno de la escuela. Para construir un vínculo positivo en cualquiera de estos niveles de participación es necesario a) reconocer la red, b) comunicar y c) acordar compromisos.

Algunas preguntas relevantes al respecto son: · ¿Cómo se estructuran las familias? ¿Son hogares monoparentales? ¿La jefatura de hogar es masculina o femenina? ¿Hay niños con parejas de padres/madres del mismo sexo, familias ensambladas, etc.?

¿Cómo es la estructura horaria familiar? ¿Cómo comparten tiempo las familias?

· ¿Cuál es el nivel educativo que han alcanzado los padres de los alumnos de la escuela? (primario, secundario o superior, completo o incompleto).

· ¿Qué tipo de trabajo tienen? ¿Cuál es el perfil productivo de la comunidad? (comunidad rural, urbano-industrial, urbana de servicios, etc.).

Las respuestas a estas y otras preguntas ayudan a entender las características de la comunidad educativa. Así es posible evaluar junto al equipo docente las reales posibilidades de los padres de apoyar el aprendizaje de sus hijos. Este conocimiento permite ir más allá de la mirada externa sobre lo que las familias no hacen y comprender qué cosas sí pueden hacer.

 Así, aun cuando los padres tengan un nivel educativo bajo, una situación laboral precaria, etc., sí pueden colaborar marcando horarios, ayudando en los hábitos, preguntando por la escuela, alentando el estudio, etc. Conocer a las familias permite entender, y asumir, las reales posibilidades de poner el cuerpo e involucrarse en la educación de sus hijos; permite detectar necesidades o carencias que en ocasiones el equipo directivo puede contribuir a resolver; así como también permite comprender cuáles son los sueños, esperanzas y deseos que las familias tienen respecto de la educación de sus hijos.

BIBLIOGRAFIA CONSULTADA:

 Brener, G. 2007. Testimonio para pasar la posta. Buenos Aires: Centro de Pedagogías de Anticipación, Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Frigerio, G., Poggi, M., Tiramonti, G. y Aguerrondo, I. 1996. Las instituciones educativas, cara y ceca: elementos para su comprensión y Las instituciones educativas, cara y ceca elementos para su gestión. Buenos Aires: Troquel. IIPE-UNESCO. 2004. Directores en acción. Módulos de formación en competencias para la gestion escolar en contextos de pobreza (volúmenes 1 y 2). Buenos Aires: IIPE UNESCO. Krichesky, M. 2006. Escuela y comunidad: desafíos para la inclusión educativa. Buenos Aires: Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de la Nación. Ministerio de Educación de la Nación. s.f. Programa Nacional Educación Solidaria. Disponible en http://portal.educacion.gov.ar/secundaria/programas/educacionsolidaria/. Fecha de acceso: febrero de 2015. Narodowski, M. 2001. "Hacia una nueva alianza entre escuela y familia". Diario Clarín, 18 de enero. Tapia, M. N. 2006. Aprendizaje y servicio solidario en la escuela y las organizaciones juveniles. Buenos aires: Ciudad Nueva. Tenti Fanfani, E. 2004. "Notas sobre escuela y comunidad". Documento presentado en el seminario internacional "Alianzas e innovaciones en proyectos educativos de desarrollo local". Reflexiones sobre la iniciativa Comunidad de Aprendizaje. Buenos Aires: IIPE-UNESCO

 

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