SOCIEDAD Y CULTURA

Revista El Magazín de Merlo, Buenos Aires, Argentina.



domingo, 17 de noviembre de 2024

Arqueología en Argentina: Los extraños indios blancos de ojos verdes del Cerro Colorado.

 

Cuando en 1571 Jerónimo Luis de Cabrera, el fundador de Córdoba, llegó al norte de la provincia y los vio por primera vez, su sorpresa fue tremenda. Es que los indios que encontró en la región al norte de la ciudad tenían menos aspecto de indios que él y que sus propios hombres, españoles de la más pura cepa.



Por eso, en sus escritos los describió como altos, con espesa barba, de cutis claro y con ojos verdes en algunos casos. Corpulentos, con rasgos europeos, construían las casas semienterradas, como las que se construyen en las regiones más frías de Europa. O como las que dejaron los vikingos en la costa de Canadá, en Anse aux Meadows, cuando descubrieron América y se asentaron por un tiempo en aldeas, cerca del año 1000, quinientos años antes que Colón.



Además, practicaban el baño sauna, en cabañas donde se sometían a largos baños de vapor para purificarse. Los españoles los llamaron comechingones. Según el famoso arqueólogo, el coronel Aníbal Montes, suegro del más célebre de los antropólogos argentinos, Rex González, comechingones quería decir “pueblo de las sierras”.



Se asimilaron con facilidad a los españoles por una cuestión muy simple: los hijos que daban con sus mujeres eran más blancos y parecían más europeos que sus mismos padres hispanos. Todavía sus descendientes, de apellido Tulián, comentan que algunos de sus parientes actuales o de sus antepasados suelen o solían ser muy altos y más parecidos a los inmigrantes alemanes o italianos que llegaron más tarde que a otros aborígenes como los sanavirones, que vivían más al este.



Hay evidencias de que los vikingos llegaron a México, Brasil, Bolivia y Paraguay ya que sus barcos, sus drakkars, podían navegar en ríos de hasta un metro de profundidad. Como el Río Tercero, que se comunica con el Carcarañá, luego con el Paraná y por el Rio de la Plata finalmente sale al mar.

En el Cerro Colorado, 160 kilómetros al norte de la ciudad de Córdoba, estuvo uno de sus mayores asentamientos. Allí se ven pinturas en las rocas donde se distinguen guerreros con yelmos metálicos, escudos de cuero y muchos otros dibujos que crearon los únicos aborígenes argentinos que conocían y trabajaban el hierro.

Misterio sobre leyenda, Cerro Colorado, la Ciudad Perdida de los Indios Blancos en Argentina, está todavía esperando algún arqueólogo de mente abierta o de imaginación desbordada que resuelva este misterio increíble, que deberá develarse alguna vez.

Fuentes: El rey vikingo del Paraguay (Jacques De Mahieu), Historia Argentina Indígena (Rex González), Vikingos en Paraguay-La aldea vikinga en la Cuenca del Plata (Vicente Pestilli) e Indígenas y conquistadores de Córdoba (Aníbal Montes)

 

 

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