SOCIEDAD Y CULTURA

Revista El Magazín de Merlo, Buenos Aires, Argentina.



domingo, 24 de noviembre de 2024

DESPEDIMOS el AÑO con una y abundante y exquisita cena, familia, amigos, músicos, cantantes y poesía, solo el vino de los afectos fue la moneda de cambio.

 

Celebremos todos, logros de cualquier tipo, cambios de estación. Siempre hay algo que celebrar. ¡Simplemente cada día que pasamos en familia y con amigos es digno de ser celebrado!




Rodeados de gente que importa, mirando las caras que amamos, contamos nuestros éxitos y compartimos nuestras cargas, reviviendo los dramas cotidianos. La mesa es el lugar donde marcamos hitos, divulgamos sueños, hacemos negocios, damos gracias, planificamos vacaciones y nos reímos a carcajadas, es donde los niños aprenden las lecciones que las familias enseñan: modales, cooperación, comunicación, autocontrol, valores. Seguir las normas. Sentarnos. Esperar turnos. Es donde nos construimos y festejamos. Es donde vivimos, entre mordisco y mordisco.






Seguramente has escuchado decir que cenar en familia y con amigos es bueno para los hijos, pero es posible que no se imaginen que este hábito podría cambiarles la vida. Cuanto más comamos en familia, mejor desempeño académico tendrán nuestros niños, menor probabilidad de involucrarse en asuntos negativos, sufrir depresión y es el mejor predictor que tenemos sobre qué pasará en la adolescencia de los mas pequeños.

 





Quizá porque las familias que comen juntas hablan más, lo que ayuda a la conexión y a la construcción de mejores relaciones.

Quizá porque los padres que comen con sus hijos tienden a expresar su amor de forma más constructiva, también en forma de atención y supervisión.

Quizá porque la cena transforma a los miembros individuales de la familia en un «grupo», lo que otorga a los padres más influencia a la hora de competir contra el poder del grupo de amigos negativos.




O quizá porque los niños, incluso más que nosotros, necesitan contar algo cada día, y la seguridad de la pertenencia y el cuidado que representa el ritual de compartir la comida con nuestros seres queridos es más tangible.


Bueno existen estudios al respecto, que demuestran que cuanta más frecuencia haya celebraciones mejor, (No es el caso de nuestras familias y amigos, nosotros celebramos aunque no haya nada que celebrar). Lo ideal es que ambos padres, cuando viven juntos, cenen con sus hijos todas las noches. Pero no vivimos en un mundo ideal, así que hacemos lo que podemos, lo que a menudo significa, que sólo un padre está presente en la mayoría de las cenas semanales.



 A veces eso es lo mejor que una familia puede hacer durante la semana, y es funcional. Pero entonces es aún más importante que la familia pase tiempo junta durante los fines de semana, que los viernes, sábados y domingos tengamos un tono festivo cuando todos nos sentamos juntos a disfrutar de la comida. Hay algo mágico en la construcción de la identidad familiar cuando todos los miembros comparten la comida, al menos durante una parte del tiempo.

Como es natural, a medida que los hijos crezcan, serán ellos quienes tengan planes de noche. Pero si invitas a cenar a los amigos de tus hijos, te sorprenderá que a menudo estos preadolescentes y adolescentes disfrutan de una deliciosa cena gratis y casera antes de irse al cine o de fiesta. El secreto está en recordar que este debe ser un momento para que toda la familia se reconecte y se cargue de energía, no solo una obligación más. Es una importante oportunidad para reconectarnos y un importante fundamento para la tradición familiar más los amigos.

 





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