De entre todas las especies de
árboles exóticos que existen, el eucalipto arcoíris es el
único que florece en el Hemisferio Norte. Además, tiene una particularidad que lo
distingue de las demás especies vegetales en el planeta: cuando pierde su corteza, sobre el tronco florecen diferentes tonalidades violeta, verde,
azul, naranja y rojo. Ésta es la razón.
También conocido como Eucalyptus
deglupta, documenta la base de datos Naturalista,
el eucalipto arcoíris se distribuye naturalmente por Nueva
Bretaña, Nueva Guinea, Seram, Sulawesi y Mindanao. En
todos estos países, se caracteriza por los parches
multicolor que aparecen sobre el tronco cuando cambia de
corteza.
Este fenómeno
ocurre varias veces a lo largo del año, sin importar la estación ni las
condiciones climáticas. Sucede porque el árbol tiene una corteza interna de un
verde brillante que, al oxidarse, se torna «azul, púrpura,
naranja y luego tonos granates«, según la base de datos.
Cuando
alcanzan la madurez, llegan a medir hasta 75 metros de alto. Sus
hojas se extienden hasta 13 centímetros, y en algunas ocasiones producen flores
por umbela. La copa es típicamente cónica,
pero se aplasta cuando llegan a una edad avanzada.
El eucalipto arcoíris se distingue de otras
especies similares por ser el único que florece en la
selva, explica My
Modern Met. En cada caso, se mantiene la misma
constante: conforme el árbol madura, las capas en la corteza se van cayendo y adquiere
nuevos colores únicos.
Además de la impresionante gama
de colores que el árbol presenta en la corteza, tiene un gran valor comercial.
Más que nada, porque es una excelente fuente de
pulpa para producir papel blanco. No sólo eso: también se usa como planta
ornamental en parques públicos alrededor del mundo.
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