Las mujeres en el Imperio Romano utilizaban maquillaje a
base de plomo para que sus pieles parecieran más blancas, y en el siglo XVI la nobleza inglesa hacía prácticamente lo mismo.
Una de las personalidades más famosas que usaba maquillaje
blanco con plomo era la reina Isabel I, que
lo utilizaba para cubrir las cicatrices de la viruela.
Esta mezcla de plomo y vinagre que Isabel utilizaba
recibía el nombre de cerusa veneciana, o "el espíritu de
Saturno". Aunque podría suavizar diariamente la complexión de una mujer, a
largo plazo podría causar despigmentación
(decoloración de la piel), pérdida de cabello y podredumbre en los dientes.
Estados Unidos
A finales del siglo XIX, los periódicos
estadounidenses hacían publicidad de unas latas de
pastillas que, si se comían, aseguraban deshacerse de todas las pecas, granos y
marcas faciales en general. Estos productos contenían
veneno, pero eso no era un secreto: de hecho, estaba en la
misma etiqueta, en la que se podía leer "Arsenic
Complexion Waffers" ("Píldoras con Arsénico para
la Complexión").
Se sabía que el arsénico era venenoso ya durante la época
Victoriana, pero quizá algunas
mujeres pensaron que un poquito no haría daño. Aunque puede
tolerarse en cantidades pequeñas, tomarlo supone
correr un serio riesgo, a no ser que lo que realmente quieras
sea un look de "palidez mortal".
En cuanto al "verde intenso" solo se conseguía con arsénico, imaginemos esa tela sobre la piel, encima estaba de moda en la época victoriana.
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