La
idea del enojo como causante de enfermedades ha sido tema de
debate por muchos años. Existe la creencia de que esta
emoción provoca padecimientos crónicos y degenerativos, entre otros.
Y la conclusión es que más que causar una enfermedad, puede influir en los
niveles de estrés y ansiedad que sí causan problemas.
“Es una
respuesta emocional normal. Dentro de las respuestas emocionales básicas existe
el enojo, la ira, tristeza, alegría, el desagrado, el temor y la sorpresa; son
normales adaptativas, sirven para la supervivencia, entre otras cosas”, explica
Ricardo Caraza Camacho, neuropsiquiatra con maestría en neurociencias
cognitivas y neuropsicología del Instituto de Neurología y Neurocirugía del
Hospital Zambrano Hellion.
“Existen dos tipos de respuestas con respecto al enojo tanto en
animales como en humanos: la agresividad defensiva y la agresividad
predatoria; en el humano es más frecuente que se presente la
defensiva”, señala el especialista.
La
agresividad defensiva es el enojo que tiene carga emocional, aquel que se
presenta en una discusión o en una situación de peligro donde se activan los
sistemas de lucha o huída; hace una descarga de activación en todo el
organismo.
Esto provoca que se acelere la frecuencia cardiaca y puede
resultar en dolor de estómago; el cuerpo se prepara para pelear o salir
corriendo.
La
agresividad predatoria es más común en los animales cuando tienen qué comer o
atacar una presa; en los seres humanos es más una agresividad fría, no lleva
tanto componente de reacción física y lleva una planeación previa.
“Cuando
la respuesta de enojo es demasiado intensa ante la situación que lo esté
provocando, o sea no va nivelada en cuanto a la causa, ahí es cuando empezamos
a ver una cuestión patológica”, añade.
¿El enojo puede
causar enfermedades?
De
acuerdo con el neuropsiquiatra Ricardo Caraza Camacho, el enojarte mucho no
significa que te vayas a enfermar, sino que puede que ya tengas algún tipo de
padecimiento, por ejemplo, un trastorno de ansiedad y eso provoque una
respuesta irritable.
“Ahora bien,
cuando hay una respuesta de enojo defensiva intensa, hay una respuesta de
adrenalina, puesto que tiene que ver mucho con estrés y con ansiedad, y eso nos
puede llevar a estados de estrés crónicos que causen gastritis, colitis o algún
otro síntoma físico”, señala.
Una respuesta inmediata a un coraje, por ejemplo, puede ser
estreñimiento, vómito, dolor de cabeza, dolor de estómago, diarrea, colitis o
reflujo.
El médico internista Juan Manuel González explica que un infarto o
alguna enfermedad cardiovascular no son necesariamente consecuencias del enojo.
“Hay que ver la susceptibilidad de las personas. Por ejemplo, si
tiene las arterias tapadas y se
la vive haciendo corajes que llegan a un grado de histeria, es más
probable que le dé un infarto a causa de esos enojos, pero a una persona sana,
no”, agrega.
“Lo mismo pasa con la diabetes. Si un diabético o prediabético
tiene un alza en sus niveles de azúcar a causa de un coraje es porque sus
hormonas no funcionan de la manera adecuada y no regulan ese rush de adrenalina
que surge al momento de enojarse.
“Pero una persona sana, a lo mejor le sube el azúcar a 180, pero
no 200-350 como a un diabético, y sus hormonas regularían esos niveles en
segundos”.
Lo que pasa
con la diabetes y las enfermedades metabólicas o crónicas es que están
relacionadas con trastornos afectivos y emocionales.
Existe un alto porcentaje de personas con diabetes que sufren
depresión o trastornos de ansiedad, que resultan en una inadecuada regulación
de las emociones.
“En nuestro cerebro, en alguna de las regiones del área frontal,
tenemos el freno de nuestra conducta, nos ayuda a regular nuestra respuesta
ante una situación estresante, y así, que sea una respuesta adaptativa”, explica
Caraza.
“Hay veces que ese freno no funciona en forma adecuada por un
circuito neurobiológico.
Técnicas de
desactivación del anojo.
¿Cómo
puede evitar una persona que su enojo avance a tal grado de perder la
racionalidad?
Existen
técnicas de desactivación fisiológica como la respiración y la relajación,
dice, que permiten que una persona tenga más conciencia corporal.
“Las
técnicas de mindfulness ayudan mucho porque trae lo del escaneo corporal que es
una meditación que nos permite sentir las partes del cuerpo observando tanto
las sensaciones agradables como desagradables.
“La respiración y la relajación sirven para la desactivación
fisiológica; ayudan a que si tengo una activación fisiológica me sea más fácil
relajar mi cuerpo”, explica Vázquez Ruan.
Señala que esto es un entrenamiento en el que el paciente o la
persona diariamente está realizando los ejercicios para generar más conciencia
corporal.
Al enfrentarse a alguna situación que provoque enojo, este tipo de
ejercicios y técnicas ayudan a que sea menos reactiva.
***Es
una buena opción visitar a un médico por esta desagradable y peligrosa afección
que hoy es común.
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