La Regional Aapresid de Los
Surgentes-Inriville, en el sudeste cordobés, mostró el empuje del girasol en
territorios dominados por la soja y el maíz: la siembra creció 10% con respecto
a la campaña pasada. En la zona núcleo,
la soja y
el maíz son
los líderes indiscutidos a la hora de medir las preferencias de los productores.
Pero
hay otro cultivo que se metió en la discusión y comenzó a sumar adeptos en
distintas regiones de Córdoba: el girasol.
Desde
la Asociación Argentina de Productores en Siembra
Directa (Aapresid), puntualmente desde la
regional Los Surgentes-Inriville, explicaron las razones de esta tendencia.
Por
un lado, consideraron que la oleaginosa representó una vía de escape ante
la amenaza de la chicharrita del maíz y los
estragos que dejó en la pasada campaña.
Por
el otro, en otros casos se trató de una alternativa de diversificación, para
liberar más temprano el lote y poder optar por un cultivo de servicio.
EL
GIRASOL BROTA EN LOS SURGENTES
“En
la última campaña, los aumentos en la superficie sembrada rondaron el 10% del total de hectáreas abarcadas por la Regional”, aseguró Franco
Bardeggia, de la Regional Aapresid Los Surgentes-Inriville.
En
esa región, el incremento del girasol fue una opción para ambientes de
menor productividad, o bien para lotes puntuales de costa de ríos o que
estuvieron mucho tiempo anegados y, por ello, perdieron condiciones de
productividad.
Hernan
Bizet y Germán
Fogante, productores de esta regional, destacaron de manera puntual que se
volcaron al girasol por su impacto en la rentabilidad.
“Para
un mismo ambiente con similar productividad, el cultivo de girasol
tiene un costo de implantación similar o menor a la soja y un precio de venta
mayor, permitiendo obtener un margen superior y/o con mayor estabilidad”,
explicaron.
ESTRATEGIAS
DE MANEJO DE GIRASOL
Desde
hace tres campañas, Bizet trabaja con girasol en ambientes
cercanos al río Carcarañá y el Arroyo Tortugas, en suelos heterogéneos de baja
calidad. En este ambiente, la soja no arroja los resultados
esperados.
Como
punto de partida, remarcó la necesidad de llegar a la siembra con el lote
limpio, sobre todo por la dificultad para controlar rama negra y yuyo
colorado una vez implantado el cultivo.
Otro punto es evitar los
herbicidas hormonales, dada la susceptibilidad del girasol. “En
nuestro caso usamos paraquat para resetear el lote sumado a
algún pre emergente como sulfentrazone o s-metolacloro”, afirmó.
Y
agregó: “Otro herbicida utilizado en barbecho corto con buenos resultados es la prometrina y
también es muy importante agregar algún insecticida residual al suelo para
evitar problemas”
En
cuanto a fecha de siembra, Fogante mostró su preferencia por
las más tempranas. “El llenado de granos es mucho mejor cuando se
adelanta la siembra, ya que se llega con mejores condiciones de amplitud
térmica y se logra mayor peso de granos”, afirmó.
Las
densidades de siembras oscilaron entre 50.000 a 55.000 semillas por
hectárea.
Con
respecto a la fertilización, destacaron que debe enfocarse en
fósforo, sobre todo en las zonas de mayor restricción.
GIRASOL:
BUENAS EXPECTATIVAS PRODUCTIVAS
En
tanto, en la recta final de la campaña girasolera, los entrevistados
aseguran que los girasoles sembrados a finales de septiembre/principios de
octubre transitaron la etapa vegetativa con buenas precipitaciones, lo que
favoreció un desarrollo adecuado.
Durante
el periodo crítico, el cese de las lluvias y la menor humedad,
favorecieron ambientes propicios para el desarrollo reproductivo.
En Aapresid coincidieron
en que el desarrollo del cultivo es muy bueno y la perspectiva de
cosecha va de buena a muy buena.
“En general se estiman rendimientos
que van desde los 2.000 hasta los 2.200 kg/ha, que es el promedio de la
zona” concluyó Fogante.
De
esta manera, las expectativas son buenas para este cultivo. Pero para que se
asiente en esa región, su adopción en las próximas campañas dependerá
tanto de los márgenes de rentabilidad como de las condiciones climáticas.
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