SOCIEDAD Y CULTURA

Revista El Magazín de Merlo, Buenos Aires, Argentina.



jueves, 27 de febrero de 2025

Un poco del nacimiento de la música que nos represente en el mundo, “El tango, cosa de machos"

 




Originariamente el tango fue baile de hombres solos, los compadritos lo bailaban formando pareja entre ellos. Evaristo Carriego, el primer gran poeta de los barrios populares de Buenos Aires, lo testifica, alrededor de 1906, en su poema «El alma del suburbio».




Al principio, muy al principio, a fines del siglo XIX, el tango se bailaba entre hombres. Cuentan los que conocen la historia de esta danza que lo bailaban entre ellos mientras esperaban su turno en los prostíbulos de las orillas porteñas. Y claro, también bailaban con mujeres. Mucho más tarde, cuando la danza entró en los salones de buena familia y logró la bendición de las clases acomodadas, solían pasar largas horas practicando pasos en los clubes de barrio (Atlanta, Sin Rumbo, entre otros tantos que ya no existen) para marcárselos luego a sus compañeras de turno en la milonga.



El tango es uno de los géneros musicales más icónicos de Argentina, pero su historia es mucho más profunda y compleja de lo que se podría pensar. A través de los años, el tango ha evolucionado desde un género musical popular en los barrios de Buenos Aires hasta un género artístico apreciado en todo el mundo.



El tango tiene sus raíces en la fusión de varios géneros musicales y culturas, incluyendo el candombe africano, la habanera cubana y la milonga argentina. A fines del siglo XIX, el tango comenzó a ser interpretado en las calles y bares de los barrios más pobres de Buenos Aires, como La Boca y San Telmo. Fue en estos lugares donde se desarrolló la cultura del tango, con sus propias normas sociales y códigos de comportamiento.



En sus primeros años, el tango fue mal visto por la clase alta argentina, que lo consideraba un género vulgar y peligroso. Sin embargo, con el tiempo el tango fue ganando popularidad y se comenzó a presentar en lugares más prestigiosos. En la década de 1910, el tango se convirtió en una moda en París y en otras ciudades europeas, donde los bailarines y músicos argentinos eran considerados exóticos y emocionantes.

Durante la llamada Edad de Oro del tango (entre 1935 y 1955), el género alcanzó su máxima expresión artística. En esta época, el tango se tocaba en grandes orquestas y se interpretaba en teatros y salas de conciertos. Los cantantes y músicos más famosos de la época, como Carlos Gardel y Astor Piazzolla, crearon algunas de las obras más emblemáticas del género.

En la década de 1950, el tango comenzó a perder popularidad en Argentina debido a la llegada de otros géneros musicales, como el rock y el pop. Sin embargo, el tango seguía siendo muy popular en otros países, especialmente en Europa y Japón.

En las últimas décadas, el tango ha experimentado un renacimiento en Argentina y en otros lugares del mundo. Las nuevas generaciones de músicos y bailarines han reinterpretado el género, fusionándolo con otros estilos musicales y creando nuevas formas de expresión.

Hoy en día, el tango sigue siendo una parte importante de la cultura argentina y es admirado por personas de todo el mundo. La música y el baile del tango son una forma de expresión artística única que refleja la historia, la pasión y la identidad de un país y su gente.

 

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