La hidromiel es
la bebida alcohólica más
antigua de la humanidad.
Los
historiadores antropólogos datan la primera prueba directa de su consumo en
torno al 8000 a.C a partir de restos arqueológicos de cerámicas y cuernos con
restos de levaduras y polen, encontrados en China y Alemania.
La miel ha
estado disponible como recurso natural antes incluso de la aparición del
hombre, y ya era consumida en el Paleolítico. Varias pinturas rupestres
muestran tareas de recolección de miel de colmenas silvestres, datando alguna
de ellas de hasta 25.000 años atrás.
Respecto a la
hidromiel, su disponibilidad en la naturaleza
también se da de manera natural. La lluvia percolando en el tronco hueco de un
árbol que las abejas han usado como hogar, puede dar como resultado la
acumulación de agua con miel disuelta. De esta manera, la miel puede fermentar
al mezclarse también con levaduras, presentes en casi todas partes: el agua, el
aire…,
Así pues, la mayoría de
antropólogos coinciden en que ésta bebida pudo descubrirse mucho antes de las
primeras pruebas de su consumo, y sin duda mucho antes de descubrir otras
bebidas alcohólicas. Lo más seguro es que se descubriese de manera aislada
múltiples veces, en muchos puntos del mundo.
En la antigüedad,
múltiples civilizaciones la han considerado su bebida por excelencia. Desde las
culturas precolombinas en Sudamérica, pasando por Mesopotamia y el Antiguo
Egipto, hasta la India y China.
Ya en época
histórica, las crónicas de su consumo son habituales en numerosas culturas.
Algunas de ellas incluso hablan de la hidromiel como “la bebida de los Dioses”,
y le otorgaron cualidades divinas y a menudo energizantes y afrodisiacas.
En todo el entorno
mediterraneo, llegó a ser una bebida muy apreciada por griegos, romanos,
fenicios, celtas, íberos…
Ya
los romanos proclamaron la hidromiel
como su bebida predilecta. Tras la República, el Imperio Romano expandió el
cultivo de la vid y el consumo del vino hasta los límites de sus fronteras, y
esto de alguna manera desplazó a la hidromiel como bebida popular. Es posible
que, por esta razón, la hidromiel es poco
conocida actualmente en gran parte del sur de Europa.
Fuera de los
límites del Imperio Romano, los vikingos y otras culturas del norte de Europa
conservaron la tradición y el consumo de hidromiel. Durante la Edad Media fue
consumida habitualmente, quedando registrada en numerosos documentos, cantares
y poemas nórdicos.
En la
actualidad sigue siendo un producto conocido y apreciado en gran parte del
norte y este de Europa, así como algunas zonas de Asia Menor y África. En
Estados Unidos, esta bebida ha vivido un resurgir en los últimos años, siendo
muy
común en algunos estados, donde mucha gente elabora de manera artesanal en sus
casas para participar después en alguno de los festivales de la hidromiel, o “Mead
Cups”, que se celebran anualmente.
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