SOCIEDAD Y CULTURA

Revista El Magazín de Merlo, Buenos Aires, Argentina.



martes, 11 de febrero de 2025

Visite el taller de artesanías en hiero del Artesano Arturo Raúl Vandemme, y me sorprendí.

El artesano del hierro Arturo Raúl  Vandamme se inspiró en la locomotora  de origen inglés llamada 020T nº 1 "VICTORIA" de 1867, para dar vida a su creación, personalizada y llena de impactantes detalles, debemos destacar que rara vez compra elementos originales para sus creaciones, recicla y aprovecha lo que ha recolectado. Este activo artesano es nacido en El Triunfo, Lincoln, Buenos Aires y vivió toda su existencia en este calmado pueblo de la pampa húmeda, al parecer de su familia solo el vino con el arte en la sangre.



En su trabajo de artesano sus manos desempeñan una función fundamental pues con la ayuda de herramientas, que en muchos casos han sido construidas por él mismo, fabrica infinidad de objetos útiles para atender sus necesidades, así como las de sus semejantes.

Es un herrero tradicional que constituye la expresión más clara de la artesanía especializada en el manejo y la transformación del hierro. Su gran conocimiento de los materiales que utiliza y de las condiciones para su modificación, unida a su extraordinaria capacidad manual le permite fabricar una gran variedad de objetos necesarios, que se han ido adaptando a la demanda de cada época.



Desde las rejas que protegen y realzan nuestras casas, hasta útiles y herramientas. El oficio de artesano influye decisivamente en el comportamiento de este artista, convirtiéndolo en un hombre dialogante ajeno a las prisas que impone la industrialización actual.

La artesanía del hierro proviene de periodos históricos antiquísimos, realizaciones tales como el trabajo más o menos artístico del metal del hierro puede venir de testimonios arqueológicos de más de 3500 años.



La civilización egipcia conoció el hierro en sus primeros tiempos antes de las famosas dinastías, como lo prueban las cuentas de collar halladas en algún sepulcro de tal época en un sitio próximo a El Cairo, e hizo de este material un uso más útil desde el principio de sus tiempos históricos, según lo manifiestan los fragmentos del mismo hallados en el macizo de la pirámide de Keops y en otras posteriores.

Los antiguos sepulcros de las ciudades mesopotámicas de Uruk y Ur, datados de al menos del siglo xvi a. C., han conservado diferentes y pequeños objetos de hierro junto con varias herramientas, llegando a pesar el conjunto unas 160 toneladas, hallazgo que se repitió aunque en menor escala en Nimrud y en otras localidades asirias.



De Asia llegó a Europa el conocimiento del hierro con anterioridad a los tiempos legendarios de Grecia, pues se ha descubierto en ruinas de Creta y de Micenas que se remontan a trece siglos antes de la Era cristiana y su divulgación y empleo se debió a la rapidez del progreso material del hombre en aquella época.



El conocimiento del metal en cuestión y de su industria debió llegar a España con los fenicios pero su divulgación se atribuye a los celtas en el siglo vi a. C., como lo prueban los hallazgos de armas de estilo celta. Por lo mismo, la llamada Edad del bronce en Europa no ha de suponerse como una época de absoluto desconocimiento del hierro, sino como un periodo de más o menos duración, según las zonas, en el cual se hallaba poco extendido el uso de dicho metal, ya por ser de más difícil extracción que el cobre, ya porque se altera con más facilidad que el bronce por la acción de la atmósfera y de la tierra húmeda, a lo cual se debe la desaparición de muchas herramientas que, sin duda, nos legaron las edades prehistóricas.



De la combinación del hierro con una pequeña cantidad de carbono y mediante el conveniente temple se deriva el acero conocido en fecha remota, pues se han hallado de él fragmentos de cadenillas en sepulturas egipcias que se atribuyen al siglo xvi a. C. y consta por las historias antiguas la fama que tenían los celtíberos en templar bien los aceros sobre todo con las aguas de Bílbilis (actual Calatayud). La fundición de hierro propiamente dicha o reducción del hierro al estado líquido no fue conocida hasta los comienzos del siglo xix debido a la invención del método de altos hornos, que datan del mismo tiempo, aunque ya en la Edad Antigua se obtuviera hierro semifundido. 



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