La
introducción del jabalí en Argentina comenzó en 1906, cuando los primeros ejemplares fueron llevados al coto
de caza San Huberto (hoy Reserva
Provincial Parque Luro) en La Pampa. Entre 1917 y 1922, algunos ejemplares
fueron trasladados a la estancia Collun-Có en Neuquén. Hubo escapes accidentales
que facilitaron la dispersión de
los animales hacia los parques nacionales Lanín
y Nahuel Huapi.
Durante las tres
décadas siguientes, se introdujeron más ejemplares en distintas zonas del país,
y se reforzaron las primeras poblaciones en regiones como el Litoral, el centro y el sur.
Entre 1914 y 1930,
hubo otros escapes desde cotos de caza, lo que permitió la expansión de la
especie hacia provincias como San Luis,
Córdoba, Santa Fe, Chubut y Entre Ríos. Esos eventos iniciales y
posteriores permitieron la gran expansión geográfica del jabalí, tanto de
manera natural como mediada por los seres humanos, de acuerdo con los
investigadores.
Son mamíferos originarios de Europa y
Asia que fueron introducidos para la práctica de la caza y se expandieron a 16
provincias. Científicos detallaron las consecuencias de la abundancia de
ejemplares e hicieron una propuesta.
Los jabalíes
son mamíferos originarios de Europa y Asia, pero fueron introducidos por los seres humanos en otras regiones
del mundo. Lograron expandirse y hoy están incluidos en la lista de las 100 especies exóticas invasoras más dañinas del mundo, de acuerdo con la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
En la provincia de Entre Ríos, productores agropecuarios han manifestado públicamente su
descontento por el fuerte impacto de los jabalíes en su actividad. Pero no es
la única jurisdicción de la Argentina que sufre las consecuencias de la
invasión.
Los jabalíes ya están en 16 de las 24
jurisdicciones del país, y un grupo de investigadores advirtió sobre los efectos
negativos que generan. Lo publicaron en la revista Ecología Austral, y propusieron que se lleve a cabo una estrategia nacional para controlar la especie.
Los científicos detallaron las tres consecuencias principales de
la expansión de los jabalíes en el país:
1.
Impacto en la biodiversidad: Los jabalíes afectan la biodiversidad a través de la depredación y la
competencia con especies nativas. Su comportamiento de hozado, es
decir, el movimiento de la tierra con el hocico, modifica el suelo y reduce la
vegetación nativa, y así promueve además la expansión de plantas exóticas. Ese
disturbio afecta la estructura del suelo y la regeneración de diversas especies
vegetales nativas. Además, el jabalí compite con otras
especies animales como el venado de las pampas y el pudú, que
son nativas, y de esta manera amenaza su supervivencia.
2.
Impacto económico: Los jabalíes causan grandes pérdidas en el sector
agrícola porque dañan cultivos y campos de pastoreo y rompen infraestructura
rural como alambrados. La especie también impacta la actividad ganadera al
depredar ganado menor y genera costos considerables en las medidas de control.
En 2022, el entonces
ENFERMADADES: Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible estimó
pérdidas entre 900 y 1400 millones de dólares por año.
Impacto en la salud pública: Los jabalíes son reservorios de patógenos
que afectan tanto a animales domésticos como a los seres humanos. Pueden
diseminar 91 patógenos, que causan enfermedades como brucelosis, leptospirosis,
toxoplasmosis, triquinosis, tuberculosis y hepatitis E.
El trabajo fue realizado por los
investigadores, que pertenecen al Instituto de
Investigaciones en Recursos Naturales, Agroecología y Desarrollo Rural (IRNAD), el Conicet, el Instituto de Investigaciones Marinas y
Costeras, la Universidad Nacional de Mar del Plata, la Universidad
Maimónides, y la Universidad Nacional de Luján, entre otras instituciones.
Consideraron que
“en la Argentina, la situación actual del jabalí es en extremo compleja, con poblaciones que habrían aumentado durante las
últimas décadas en muchas regiones del país y una continua expansión
territorial”.
El manejo y el
control del jabalí “amerita un lugar prioritario en la agenda de organismos
vinculados a temas de conservación de la biodiversidad, producción, sanidad
animal y salud pública”.
El jabalí tiene una alta capacidad reproductiva. La maduración sexual
ocurre entre los 5 y los 12 meses de vida, y tiene una gestación corta de
aproximadamente 120 días.
“Cada camada suele
tener hasta 10 crías. Esta capacidad
reproductiva, junto con una alta tolerancia a diferentes condiciones
climáticas, ha permitido que el jabalí se extienda exitosamente por el
territorio”, explicó a Infobae el
doctor Sebastián Ballari, uno de los
coautores del trabajo publicado en Ecología
Austral.
En la Argentina, el
jabalí había sido declarado como una especie
dañina para las actividades agrícola-ganaderas en 1953.
Desde entonces, y a
lo largo de la segunda mitad del siglo XX, en las distintas poblaciones de
jabalíes y cerdos silvestres, la especie fue declarada como plaga por diferentes jurisdicciones
provinciales. Según esa categoría de manejo, los propietarios de tierras tienen
la responsabilidad de prevenir la
propagación y, en la medida de lo posible, erradicar la plaga dentro
de sus predios.
En el año 2021, se
incluyó al jabalí en la lista “Especies
Exóticas Invasoras” a nivel nacional. Se la clasificó como “especie
exótica invasora de uso controlado”, y surgieron propuestas para avanzar con un
plan nacional para el control del jabalí dentro de un marco interinstitucional.
En 1966 se creó el Parque Nacional El Palmar, que se
encuentra en la provincia de Entre Ríos y recostado sobre el Río Uruguay. Ese ecosistema tan valioso fue amenazado principalmente
por la introducción de jabalíes y ciervos axis.
Esos animales
produjeron graves alteraciones y
generaron diferentes daños. Para desacelerar el avance, se implementó una
estrategia supervisada en el Parque Nacional.
Como informó Infobae el 24 de agosto
pasado, un equipo de investigadores del Conicet,
la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires,
y la Administración Nacional de Parques
Nacionales junto con colegas de tres universidades de los Estados Unidos evaluaron los resultados
de la estrategia que había funcionado, ya que se redujeron las
poblaciones de los dos animales y se obtuvieron beneficios adicionales para la
comunidad.
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